miércoles, abril 20, 2011

CUANDO UNA DESEA SER UN TÍO...

Te pones guapa. Te pintas, te peinas, te pones las medias, la braga-faja que va encima de las medias (para que no se te vayan bajando y acabes con la cruz a la altura de los tobillos, mientras el elástico permanece más o menos en su sitio: allá arriba, en la cintura), te calzas los tacones, te repasas todo lo anterior y ¡hala! ya estás lista para tu almuerzo, cena, reunión, marcha "u" lo que sea.

Todo va más o menos bien hasta que voilá, necesitas ir al baño.

1º no te das mucha cuenta, o directamente haces vacío mental y piensas "Con todo el follón que tengo montado, voy a esperar a que me dén más ganillas".


Luego ya es demasiado tarde.

Llegas al baño, aseo, toilet, loo, meadero, servicio o incluso (yo los he visto) agujero en el suelo (cosas que pasan cuando los bares de mala muerte de los abueletes se convierten en centros de peregrinaje de moda, y claro, no están preparados para tanta afluencia femenina...y sus femineidades)...

Pues eso, llegas al susodicho excusado y ahí empiezas el taconeo, detrás de las aspirantes al casting de ballet de Sara-Baras...todas haciendo lo mismo delante de tí porque han tenido la misma idea genial que tú (para que luego digan que las mujeres somos complicadas. ¡Si pensamos todas igual y sincronizadamente!)...

En fin, taconeo, bailoteo, cambio de postura, jijiji, jajaja y pasito a pasito llegas a la "tierra prometida", lo cual te recuerda porqué eres atea: lo blanco no es blanco, lo líquido no es agua, el saber sí ocupa lugar y antes muerta que sencilla.


Y aquí empieza verdaderamente el castigo. Es un "quiero y no puedo" donde hace 1 segundo había un "aguantaré, que ya falta poquito". El baño está ahí, tú estás ahí...pero las medias, la braga faja y el etecé no están donde tienen que estar!!!

Bailoteo y brinki-brinki al tiempo que bajas todo el arsenal de ropa interior yyyyyy....maniobra posturil para no tocar nada, no acabar con el trasero en lugares indeseables y tener cierta puntería durante el rato que dure la operación (que será más o menos largo dependiendo del número de cubatas, agua, café, dieta de piña, y demás variantes ingeridas)...

Y mientras estás ahí, semiespaturrada, con el bolso al cuello, el abrigo cual joroba de dromedario, bragas en las rodillas, con una mano agarrada al lavabo y la otra apoyada en la pared de detrás, en un ángulo de 48.5 grados aproximativamente, te semiincorporas, buscas a tientas el papel higiénico en el dispensador y...NO HAY!!! 

Es entonces cuando piensas "QUÉ FÁCIL LO TIENEN LOS TÍOS"...
así que (si no has sido previsora de llevar tus klinex de princesas disney en el bolso, que te recuerdo llevas al cuello, cual alforja) será entonces cuando puedas llegar a ser lo más parecido a un hombre que serás en toda la noche, porque después de hacer pis (mear, que dicen ellos) de pie, te sacudirás (más bien en plan perrillo) y te reestructurarás todos los atuendos, los pelos, el make up (previo lavamiento de manos "silvuplé") y saldrás tan dignamente de tu cásting de "meonas: el más difícil todavía", con tu sonrisa de satisfacción y mirada compasiva hacia tus compañeras congéneres que van hacia el "cuartucho del charquito de la felicidad" con miradita de cordero degollado. Las pooobreeesss...

Besis de acróbata por necesidad.
Geisha.

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