sábado, octubre 13, 2018

Infancia políticamente incorrecta

#truestory
Esta semana le estaba explicando al señor M porqué hoy es festivo (lo de Colón y eso) y me he acordado de la canción de los hermanos Pinzones (eran unos... marineros...).
Se la he cantado (si dudabas,  es que no me conoces)
No ha entendido por qué me reía y me ha pedido que le vuelva a contar lo del oro y cuando luchaban con los indios.

He sacado un par de conclusiones.
1. Nuestra infancia y lo políticamente correcto... son bastante incompatibles.

2. Cada vez que intento traerme cosas del pasado (que molaban, o yo creía) para enseñárselas al señor M,  acabo llevándome las manos a la cabeza e intentando subsanar el error y/o las consecuencias (véase Chicho Terremoto, las braguitas y la risa -jua,  jua jua. Así se ríe mi hijo -. O Mazinger y las katanas,  Power Rangers y la música metal)

3. Los cromosomas XY son fuertes en él.  Es como lo de la "fuerza" de Star Wars,  pero en versión filogenética o algo. Yo le enseño de todo (cocinita,  nenuco,  juegos de mesa clásicos,  puzzles,  pintar...) y él se pierde por todo lo que sea acción, puños, "armas", cuanto más cañero, mejor (incluso la música. Recuerdo cuando lo dormíamos con música clásica...)

4. No me arrepiento nada de no haberle dejado ver a Afrodita (pechos fuera!)...

5. Sigo teniendo la tentación de enseñarle la del culo blanco. Me contengo.

Bueno, por lo menos no nos aburrimos.  Personalidad propia tiene e intento respetarla la mayor parte de las veces... pero si alguien me ve dándole dos gritos por la calle (incluso antes de que parezca que ha hecho algo)... sepa que ya llevo un rato intentando razonar.

Besis precolombinos.
Geisha y señor M.

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