Definitivamente hay cosas más importantes en la vida que los días negros.
Están los días azules, en que te levantas como levitando y todo el día pasa como si el mundo entero se hubiera tomado una sobredosis de relajantes musculares y flotaran en una nube psicotrópica adorable. Me encantan estos días en que todo el mundo te sonríe, te saluda, te ayuda y eres capaz de decirle a cualquiera que tiene la cremallera bajada o la falda descolocada, y te miran con cara de agradecimiento-guión-sonrojo-guión-sonrisa y te dan las gracias.
Los días verdes son para mí esos en que te sientes deportista, naturalista, mentalista, comunista y medio-masoquista, y te reúnes con la gente para ir al monte, o te coges la bici y te pegas esos palizones que te dejan con agujetas durante 2 días, pero satisfecha por tu esfuerzo aerodinámico durante 1 ó 2 meses (lo que tardas en volver a coger la bici, patines, botas de pateo, ...whatever suits you)
Los días amarillos son los de enfermedad. Cuando tu cuerpo adquiere esa tonalidad mostácea por falta de sol y exceso de mocos. La casa está llena de kleenex, vasos de agua por todos lados y envoltorios de medicamentos varios distribuidos principalmente al lado del sillón y al lado de la cama.
Los días rojos no están nada mal. Son los días calientes, los de apetencia sexual, los del calentón en la encimera de la cocina o en el suelo del baño o donde quiera que te pille/apetezca satisfacer ese ardor y esa sed que sólo los días carmesí tienen.
Los días blancos suelen ser los domingos (como los días verdes). Son los días después de una juerga, cuando te has quedado sin energía corporal ni mental y te conviertes en un vegetal tipo planta carnívora: dormir y comer.
Los días naranjas son los del estrés: estrés de exámenes, estrés de trabajo, estrés de familia!!! Yo no estoy estresado!!!!! Me dan ganas de chillar o de comerme a alguien o de comerme a alguien que chilla, o chillar mientras me como cualquier cosa que no se mueva, o...
Pero los días negros son como agujeros de vacío, que te succionan sin preguntar, sin darte tiempo a reaccionar, sin tener en cuenta nada ni a nadie. No me gustan nada los días negros, me dejan el alma negra, la mirada vacía, el cuerpo exhausto. Para colmo, los días negros son muy contagiosos, son como un virus diario, que ataca a los demás días y los oscurece convirtiéndolos en negros, aunque se trate del más azul de los días, el día en el que la gente que te quiere, te quiere más todavía o en el que el regalo que esperabas es aún mejor de lo que imaginabas. En los días negros no te importa nada ni nadie, sólo sumergirte en la negrura, cabeza abajo, hasta que te envuelve totalmente y no te deja ver, reaccionar, ni sentir. Odio los días negros, que me convierten en una extraña, un ser anónimo pasivo-agresivo que no es nadie sino lo peor de mí: el vacío.
Por eso hoy he decidido luchar por mis días azules, rojos, verdes, blancos, incluso los amarillos y los naranjas. He decidido que hay cosas más importantes en la vida que hacer la semana-pijama, la extraña del mes o el año de no tener influencia sobre mi propia vida, y la decisión más importante del día es que le he dado vacaciones indefinidas a mi extraña particular. Adiós Extraña!!!