sábado, enero 27, 2018

PESADILLA ANTES DE TRABAJAR.

Tengo los pelos desencajados, la raíz llevo muy despejada, tengo el casco muy maaaal, tengo una gran emergencia capilaaaar.
Uy perdón, que me pilláis haciendo un mash up de los míos, con música ochentera y pelos de la misma quinta.

Quiero denunciar públicamente que las peluqueras son unas inconscientes, desde el cariño, eh?, pero lo que ellas  alegremente denominan quitarse la humedad y fuera, no existe. ¡No existe! .

Me lavo el pelo por la noche para ahorrar tiempo y así por la mañana solo peinarme y listo. Tomo esta decisión en plena ausencia de mis facultades mentales y cognitivas y de mi habilidad para sumar 2 y dos, es decir que si me mojo el pelo y no me lo seco con propiedad (esclava que es una de la queratina folículopilosa) , me despertaré cuál Bitelchús, sin necesidad de invocarme tres veces.

Dicho y pelo. Soy la mujer cavernícola, soy la madre de todos los estropajos nanas, soy la que está pensando pasarse la moto a lo Britney, que me va a salir la factura de la luz, la del súper y la del tiempo más barata que si me pongo a convertir este sinsentido en un peinado semiaceptable que no haga que los niños lloren por la calle cuando me vean.

Bueno, enchufo todo lo que pueda necesitar. Saco todos los enseres de cuidado capilar que poseo (peines, cepillos y demás cosas super útiles que he ido acumulando en la busca del Santo Grial de quitar la humedad y fuera) . Me llevo el café al baño para ir desayunando mientras opero. Esto va a llevar un tiempo. Me "arremango" y cual hormiguita peluquera, empiezo capa por capa: sérum, secador, protector del calor (no me preguntes, algo que por lo visto es imprescindible y sin lo cual ya no puedo vivir, por si acaso me convierta en Bitelchús de nuevo o en una Medusa electrificada) , y a continuación, la plancha. Plancha. He dicho plancha, ¡enciéndete! .
No me lo puedo creer. I can't believe it. Oh my God, your God y todos los god of the world. ¡Se me ha roto la plancha! .

Entro en una vorágine de estonoestásucediendo-estonomepuedepasaramí, e intento resucitar al pequeño electrodoméstico. Enchufo, desenchufo, golpeo contra la mano, miro de arriba a abajo, le doy vueltas al cable, vuelvo a enchufar y desenchufar. Nada. Cero. Línea plana. Piiiiii.
La plancha ha muerto. Ding dong the straightener is dead. Y lo mismo con mi vida social.

Problema >> solución. Pañuelo a la cabeza estilo años 70. Llaves, cartera, móvil, coche, supermercado, plancha nueva. La cara compasiva de la cajera lo decía todo: been there, done that.

Me vuelvo a casa a terminar lo que he empezado, la metamorfosis de Medusa en persona semidecente.
De los otros apartados de Beauty ya hablamos otro día si eso.

Besis alisados con extra de keratina.

Geisha.

2 mentiras piadosas:

Anónimo dijo...

Empezar de nuevo, mojar y secar sin ponerse en posición horizontal...error

Geisha dijo...

Una va entendiendo por qué las señoras de antes dormían en posición semisentada.
Ains la edad, qué mala es, jajajaja.

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